Los estudiantes de la Generación 2022 del Área Técnico Profesional, en las especialidades de Mecánica Automotriz, Electricidad, Electrónica y Mecánica Industrial, tuvieron su ceremonia de titulación, después de haber realizado con éxito su práctica profesional, que para algunos comenzó en noviembre pasado y para otros durante el primer semestre de este año.

En un ambiente de respeto y cordialidad, la Comunidad Educativa Pastoral se reunió en el Salón de Honor para titular a 121 estudiantes, que llegaron junto a sus padres y apoderados para recibir el diploma que los acredita como titulados en las diversas especialidades.

La ceremonia comenzó con el Himno Patrio, para posteriormente narrar los inicios del colegio, recordando que un 22 de julio de 1894 llegaron los sacerdotes salesianos a Valparaíso para inaugurar la obra, en lo que fue la Escuela de Artes y Oficios, siendo bautizado el colegio como San Agustín. En esos tiempos fueron formados los alumnos en los oficios de mueblería, taller artístico, enseñanza elemental, imprenta y mecánica.

Posteriormente, se dirigió a los presentes la rectora de nuestro colegio, la Señora Daniela Navarro Olivos, quien tuvo palabras afecto y reconocimiento por el largo camino que han recorrido los estudiantes. Lo primero que señaló fue sentirse honrada por el arduo trabajo y dedicación que han tenido al titularse. “Este logro no solo es el resultado de su esfuerzo y determinación, sino también del apoyo inquebrantables de sus familias, amigos y profesores”, dijo.

Además, señaló que celebraba el éxito académico de cada uno de los estudiantes titulados, al igual que su perseverancia, pasión y voluntad de superar obstáculos. “Al graduarse hoy llevan consigo no solo conocimientos técnicos, sino que valores salesianos, que los han formado como personas íntegras y comprometidas con la sociedad. Estos valores como la solidaridad, la responsabilidad y la empatía, herramientas fundamentales que les ayudarán a enfrentar los desafíos del futuro”, concluyó la rectora Daniela Navarro.

En sus emotivas palabras de despedida, la rectora agregó que “el mundo que los espera está lleno de oportunidades y desafíos. Estoy segura que están preparados para enfrentarlos con valentía y determinación. La educación técnica que han recibido les brinda habilidades prácticas que altamente son demandadas por el mudo laboral, pero más allá de eso les insto a que nunca dejen de aprender y crecer”.

Al final, la Señora Daniela Navarro les recordó que son parte de una comunidad salesiana y que siempre la Casa Grande estará para apoyarles en su camino: “mantengan vivo el espíritu salesiano de amor y servicio a los demás y nunca olviden las palabras de nuestro Santo Don Bosco, “de la sana educción de la juventud depende la felicidad de las naciones”.

También tuvo palabras afecto y de pastor para los titulados el Padre director Juan Pablo Moreno sdb, quien les habló ya como exalumnos, al decirles que la titulación no es el fin, sino un nuevo principio, terminan una etapa, cierran un capítulo de la vida, se despiden definitivamente de sus profesores y personas que les han acompañado. Y agregó: “sean generosos con sus padres, ellos han sido la fuente de la educación y son el anhelo de sus vidas”.

El Padre Director agregó que la titulación es el fin de la etapa como estudiante de la formación técnico profesional, pero el ciclo de la vida continua y cada final es un nuevo comienzo, una libreta en blanco, una nueva oportunidad de ser como siempre se ha querido ser, de hacer de lo que se ha querido construir y cambiar lo que se ha deseado sea mejor.

“Todos anhelamos para ustedes una vida de éxito y con significado para el éxito verdadero y duradero, que se alcanza con esfuerzo y valentía, siendo fieles a su vocación y a los talentos que recibieron y forjaron en nuestras aulas, estos deben seguir siendo cultivados en la vida”, prosiguió en su discurso.

Finalmente, el Padre Juan Pablo Moreno reflexionó sobre lo divino y aconsejó a los estudiantes a buscar lo trascendental en la vida: “Anhelen y busquen el bien en todas sus manifestaciones, radiquen el sentido de sus fuerzas en la generosa aventura de ser buenos cristianos y honestos ciudadanos, como lo han aprendido aquí. La invitación es no desperdiciar la vida, a cuidarla y sustentar su sentido en el amor, la solidaridad, la verdad , la fraternidad, la felicidad, siendo el amor el eje central en toda su dimensión del sentido de la vida”, concluyó.